EL MUNDO 2023

Opinión

Esta presentación constará de tres partes: 1.“El Sancocho nacional”, recordando una expresión espontánea de Jaime Bateman -el legendario fundador del movimiento insurgente al que orgullosamente perteneció el presidente Petro.

La segunda se puede llamar “La prosa del mundo”, parafraseando el concepto de Hegel en su Fenomenología del Espíritu que en términos coloquiales significa, ni más ni menos: el estercolero en el que sobrevivimos. Y la tercera que, en nuestra opinión, representa la única salida posible y revolucionaria evoca “La ternura de Víctor Jara” que, sin comentarios, cobija a muchos de nuestros muertos que son nuestra memoria y apunta hacia nuestro ensayo sobre Sandino.

1.El sancocho nacional 

Está presidido por tres imágenes que ilustran una tesis para este momento del país de los dos mares -como Nicaragua- y bisagra de Nuestra América: 1. Petro sentado con la Corte Suprema recibiendo un regaño, mientras su Fiscal (escogido por ella), despotrica en el Perú llevando la voz de los militares de Acore. 2. El presidente de Colombia aprieta sonriente la mano del anciano Biden en la Casa Blanca y manifiesta que no hay problemas entre los dos países. Y 3. Las dos mujeres más comprometidas salen sin pena ni gloria del Gabinete de Petro (Patricia Ariza y Carolina Corcho), mientras la exesposa de Roy Barreras se esconde para votar que se archive la investigación al Fiscal cantinflesco y corrompido. Podríamos agregar ahora más imágenes pintorescas de este sancocho, como el episodio -entre cómico y trágico- de la señora manipulada por Semana (Semala) para invadir la casa presidencial en busca de un detector de chuzadas y titular como escándalo “Me sentía secuestrada…”; mientras en otras latitudes el presidente discutía importantes asuntos en Brasil. O el fiscal peluchin -en rueda de prensa- llamando a la fuerza pública a no acatar al presidente.  

La tesis que subyace a estas imágenes y procuraremos ilustrar es que, en general, pero especialmente en particular -a partir de líneas muy evidentes ya- en este pintoresco panorama político colombiano ocurre que el progresismo triunfante en las elecciones tiene un amor imposible con el capitalismo que dice respetar. El punto es que estamos en un forcejeo violento entre la legitimidad de las instituciones “democráticas” y los poderes fácticos de instituciones que se camuflan en la supuesta separación de poderes y actúan como autoridad al servicio de la corrupción y el clientelismo (la Contraloría, Procuraduría, Fiscalía y Altas Cortes) -Así se da la solicitud de amparo de la bancada parlamentaria del Pacto Histórico a la Corte Interamericana de Derechos Humanos-. La síntesis de todo este entramado -muy parecido a la malla gráfica de Daniel Mendoza que explica la pandilla de Uribe- fue expresada por Petro en una rueda de prensa reciente: “Para serles franco -decía- hay que reconocer que ahora sabemos que el estado estuvo en manos de criminales…” Las confesiones ante la GEP nos lo han recordado.

Pero no sólo es esto son, por otro lado, los tejemanejes de la negociación de las reformas, que mostraron, por un lado, que la coherencia de la coalición gubernamental era tan frágil que el presidente del senado se hizo a un lado -sus intereses tenía- y lo salvó del escándalo la destitución del Consejo de Estado (va de embajador). Allí saldrá tal vez una Reformita a la salud… o se archiva. Pero, se viene la Laboral seguramente saldrá también medio coja, … Al igual que los molinos de viento de la reforma agraria que, como veremos en el libro de Sandino que ahora recibirán, no escapa al veredicto sandinista de ser solamente “terruñista”, apodo atribuido en su momento al amigo poeta hondureño Froylán Turcios-; pues hasta su aspiración desafiante de comprar tierras mediante el filoparaco Laforie ha terminado. lánguidamente. Pero, en relación con el asunto capital: el tema de la Paz Total; después de la conferencia de Petro con los generales -la mayoría permeados por la criminalidad, que el mismo Petro denunciaba y su subconciente fascista-, ninguna organización armada con sangre sandinista en las venas se atreverá a negociar con el letrero en la frente de que -como tercera fase de la violencia en Colombia (así la calificó)-, las fuerzas insurgentes están ancladas en la economía de las drogas; lo que seguramente arrancó la sonrisa al decrépito Biden. 

Pero la movilización, a la que se une Petro, y alegremente -en su visión de político posmoderno- talvez alberga la esperanza en que una marcha, como la que se propone ahora para la próxima semana, no sea como las anteriores, para acompañarlo al balcón de la plaza Nariño -después de varias requisas- a escucharle evocar a Gaitán y a López Pumarejo; sino que desemboque en una insurrección, porque sólo así, tendría sentido su llamado a que sea realmente una manifestación del Poder Popular para desafiar la mafia criminal que manda -como él mismo reconoce-. Lo demás es retórica y denuncia ante las cortes internacionales talvez (ellas tampoco son garantía de poder y soberanía nacional). Y para rematar dos notas del actual sancocho; por una parte el movimiento sindical de trabajadores no tiene ni la consistencia organizativa, ni la ideología (en medio de la rebatiña burocrática) siquiera para lanzar un movimiento de huelga nacional, más allá del trasporte y la educación que golpean de preferencia al mismo pueblo; quedando intocados los bancos, los consorcios comerciales y los monopolios empresariales, a su vez absortos en la puja por dividendos financieros – gilinski, el consorcio antioqueño, Ardila Lule y Sarmiento Angulo, disputándose la substancia del caldo. Pero además no se puede hablar de soberanía, pues ni siquiera se recuerda que tenemos la mayor cantidad de bases militares norteamericanas enclavadas en nuestro territorio, a propósito: ¿Qué le diría sobre esto el sonriente Biden?

Aunque a pesar de todo, es importante recalcar que nunca se había oído, en medio de la sordina tan ridícula como mendaz de los falsimedios que dominan el horizonte informativo, tal vez desde los tiempos de Gaitán, una voz tan desafiante y documentada como la de Petro, para encausar la ira acumulada de las víctimas y de los desplazados y carentes de servicios básicos, jóvenes arrastrados a la delincuencia, el desempleo y hasta la muerte para llenar estadísticas. Así este sancocho puede llegar a buen término en las ollas comunitarias que reunían a los jóvenes en la resistencia y, al estallar, sólo encontró una salida urgente en el discurso progresista de Petro, pero sigue resistiendo y reclamando justicia y una vida decente.     

2. La prosa del mundo.

También se puede ilustrar así: 1. El fantasma del capitalismo verde, al que parece adscribirse al proyecto de Petro de entregar la Amazonía al usufructo de las multinacionales de “protección” del planeta, a cambio de deuda y un permisito para gobernar este sancocho. Sobre esto debo pedirles que ojalá vean en el youtube la mesa redonda que nos brindaron en estos días el economista Daniel Libreros y el filósofo Sergio de Zubiría sobre la nueva estrategia capitalista: capitalismo verde y el Ecosocialismo ante la bancarrota de la izquierda mundial. 2. La espeluznante tragedia de la guerra de Ucrania con toda su parafernalia tanto tecno-militar, como económica y mediática. Y 3, pero no menos apabullante, la agonía del planeta tierra entre las inundaciones en todo el mundo, los incendios y terremotos, señalando, en el horizonte a las multitudes de islas flotantes de basura plástica, sobre las acumulaciones de residuos tóxicos cerca las costas coloniales.

La tesis que subyace a estas imágenes es la de que “hay que cambiar el sistema capitalista y no el clima”, como proclamaron los intelectuales y estudiosos en el manifiesto que por Colombia firmara nuestro destacado y perseguido profesor Renán Vega -a quien los expositores de la mesa mencionada no tuvieron en cuenta, a pesar que resaltaron el papel de las mujeres destacadas como líderes del ecosocialismo-. Ustedes van a encontrar en el último capítulo del libro que le estamos presentando, un dilema salvaje que quisiera ayudarles a digerir -independiente de que lo tomen al lado de las anteriores reflexiones, como una visión muy pesimista- (así me lo han dicho algunos amigos). Pero yo debo recordar la última obra de Karel Kosik -el filósofo contemporáneo y paisano de Kafka- que nos heredó póstumamente unas reflexiones antediluvianas (2012 en español) porque quería ilustrarnos antes del diluvio que nos espera. El dilema está entre dos muertes; la rápida del hambre y la guerra, y por otro lado la muerte lenta -pero inminente- del ecocidio. 

Veamos; por un lado, mientras proyectamos a nivel parroquial la Paz Total, a nivel mundial se mantiene un estado de guerra que cada vez amenaza con ser otra guerra mundial en línea constante y ascendente desde Irán, Irak, Libia, Siria, Korea, y Ucrania- si sólo vemos este siglo-. La pregunta es ¿de dónde viene este afán guerrero? Se vende en el mercado de la industria cultural como guerra religiosa, o por la democracia, o los mercados. Pero en el fondo no podemos negarnos a la tajante respuesta del esloveno Zizek hace unos años: ¡¡Es el capitalismo, estúpidos!! Y es la lucha a muerte entre el imperio decadente de la OTAN y el ascendente del “camino de la seda”. Es el nuevo capitalismo de un imperio que se derrumba, pero -como dicen, comentó el moribundo Fidel- Hay que tener cuidado que no nos caiga encima. Y el naciente que, con guante de seda, multiplica sus tentáculos sin distinguir el color del marrano: “no importa el color del gato con tal que cace ratones”.

Este nuevo capitalismo tiene dos características llamativas: ha financiarizado el mundo -no sólo explota sino engulle-; y además agrede con el fusil sobre la nuca. Es decir, opera no desde las líneas tradicionales del estado, la ley y las instituciones sino desde los bancos, el crédito y la deuda y los tribunales de arbitramento internacionales, que están por encima de los gobiernos; los ejemplos están al rompe: preguntemos al pueblo griego en qué quedó su esfuerzo popular y electoral en salvar su patrimonio histórico-con que se llena la boca occidente orgulloso de su cultura- en nada. La banca desbancó hasta a Syriza. También está el bloqueo a las cuentas de Venezuela y Libia con sus depósitos de toneladas de oro; además la burla en tribunales de arbitraje gringos de indemnizar a los pueblos de Ecuador por la contaminación de su selva; la investigación por la mafia de la FIFA sentenciada en cortes de USA. En fin, la imposibilidad de vender para nuestro consumo, nuestro petróleo al precio que lo producimos, porque la semiprivatización de Ecopetrol no lo permite -Mahecha el fundador de la USO hace cien años se revuelve en su tumba-. Y tenemos que consumir al precio internacional con todas sus arandelas. Es este capitalismo impersonal, cruel y como lo ha denominado la destacada feminista Nancy Fraser, con todas las letras capitalismo caníbal. Y eso que no hemos tocado lo que recientemente nos afectó, la salud; las multinacionales farmaceúticas que se negaron tranquilamente a liberar las patentes de los medicamentos y hoy les han puesto los precios a su antojo, reservándose el derecho de producir y manipular hasta los virus.

Entonces ¿Cómo podemos entender lo que se viene llamando el capitalismo verde? El programa de gobierno del Pacto Histórico ha afirmado que no tocará el capitalismo. Porqué? será que intenta enderezarlo, como gobierno del cambio. ¿sólo limpiándolo? ¿De qué? De la corrupción -como predicaba en la séptima Claudia López, hace unos años-. O, ¿de la impunidad? Si se pactó con las FARC una justicia especial y el nuevo gobierno no ha logrado parar la persecución de líderes sociales. Porque ante la ausencia de organizaciones políticas de izquierda, hoy, me parece que los únicos que luchan contra la impunidad y la criminalidad oficializada, son los defensores de derechos humanos, ustedes, convertidos en blanco predilecto de las bandas semioficiales que arremeten poniendo muertos todos los días -pareciera que son las organizaciones de ustedes, que ahora, después de acabar la Unión Patriótica quieren exterminar-. Pero el punto crucial, en este tema, es la pregunta por si ¿es posible enfrentar la desgracia o el diluvio de la muerte lenta y próxima de la vida terrestre sin tocar el capitalismo? A pesar de las afirmaciones entre ridículas y aterradoras de personajes como Trump, los tanques de pensamiento lumpenburgueses son, claramente conscientes, desde hace rato que la catástrofe está a la puerta. Lo saben y entonces han creado la dichosa doctrina del capitalismo verde, que parece ser la salida sostenible, también del discurso de Petro: ¿Será que sin acabarlo podemos hacer nuestro cambio? 

Para eso están algunas multinacionales promoviendo en todo el mundo la energía eólica -que hoy aterra a los campesinos Indúes y a los wayú-, las energías descarbonizadas, los satélites y helicópteros que custodian la selva amazónica. Están promoviendo los automóviles alimentados por energía eléctrica y están haciendo mucho ruido para que se reciclen las bolsas plásticas. Pero no se debe tocar la entraña de estas multinacionales, pues la culpa es de los consumidores: deben botar sus autos tradicionales, deben ahorrar porque los nuevos son más caros, pagar las bolsas para que aprendan a no botar plásticos. Toda una pantomima -el nombre que tenía la operación de la CIA para asesinar a Gaitán -. Porque ya hace tiempo saben que sin contaminar y matar el planeta no pueden mantener la tasa de ganancia que les exigen sus dinámicas internas, lo que en términos vulgares significa que este capitalismo no puede vivir sin devorarse toda la vida en el planeta -humanos, animales y biosfera-. La fase actual de guerra no es parcial, es total y la tesis de capitalismo verde, es claramente una contradicción en los términos.

No es posible que el capitalismo de hoy se reforme, no puede, sólo puede alargar su agonía llevándonos a todos al desastre como bien lo anunció hace años Orwell y Walter Benjamin desde diferentes orillas, hoy lo aclaran con más argumentos Michel Löwy y Nancy Fraser, -con el eco lejano de Bakunin y Marx pues “sus manos chorrean sangre”-. entonces el sueño de Petro, es sólo eso -en su habilidad política para calmar a los empresarios de derecha e ilusionar a la clase media-. Puede ser un paso transitorio hacia una teoría más consistente, porque se debe reconocer que su capacidad de estudio y habilidad para sobrevivir es indudable, al igual que su tenacidad y serenidad. Sin embargo, quienes le seguimos, también estamos obligados a mantenernos despiertos y con los pies en la tierra: este capitalismo caníbal no aguanta ni el reformismo, ni el progresismo. No sólo a nivel mundial sino en el patio trasero de Estados Unidos, vale la pena aquí recordar la última reflexión -muy lúcida, por cierto- que le envió el viejo Freire ya al final, un poco curado de su arribismo católico, a Lula: la democracia que queremos fundar en el Brasil… con éstos no podremos hacerlo nunca. Escucha Petro y tengámoslo claro nosotros.       

3. La ternura de Víctor Jara.

Es una imagen múltiple, por que cobija todo un milenio de sacrificios que pueblan nuestra historia con una lista interminable de nombres e historias trágicas de miles y miles desde Tupac Catari hasta nuestro adolescente asesinado a sangre fría Dylan Cruz, pasando por la permanente sangría de estudiantes universitarios, como Darwin, el compañero que le da nombre a este encuentro; porque detrás de casi todas estos episodios se encuentra el calor que sus cercanos, sus familiares, compañeros y amigos -los mismos que sus Amanda y Manuel que recordaba Víctor hace 50 años pues allí está el calor fraterno, filial y solidario de los grupos humanos que trataba hace ya casi doscientos años de plasmar Kropotkin, investigando y descubriendo que hasta los animales -que algunos califican como salvajes erróneamente- exhiben, si los miramos con detenimiento, señales inequívocas de Mutuo apoyo y solidaridad. Y aquí encuentra su sentido traer hoy e invocar el espectro de Sandino, con los dos que nos recordaba el inolvidable Silvio Rodríguez, Bolívar y el Ché. 

El infame dilema en que nos tiene el capitalismo caníbal, entre dos muertes no tiene otra salida que la tesis que aquí subyace: la única salida viable del hoy es la revolución por la vida, pero esta revolución hoy significa que es necesario unir las voluntades que son energía mental y material (Poder Humano) para enterrar los agentes de la muerte que no se entierran sólo con voticos y salidas a la plaza Nariño -aunque vaya Petro-, sino con la energía física y moral de los humanos sobrevivientes. Es aquí donde se entronca la necesidad de recordar y en muchos casos de dar a conocer a las nuevas generaciones que no pudieron vivir como nosotros en los años setenta, o como en mi caso, en los cincuenta la experiencia de un pueblo que arranca detrás de un hombre indomable buscando soberanía. 

Un hombre que responde a los arrumacos de una oligarquía arrodillada -muy parecida a la nuestra en aquellos treinta de Valencias y Cabales- que aún, utilizando a su padre pretende comprarlo, y él responde: Aquí los espero con la gente que me acompaña hemos jurado patria o muerte.  Y, en otra ocasión: La soberanía del pueblo no se negocia se defiende con las armas. Y tuvieron que tenderle una celada criminal para asesinarlo a traición, pero sus asesinos pasaron por el juicio implacable de la historia y años después la revolución triunfó. En ella han participado muchos, hasta su hija y sus nietos, algunos desertaron, otros han estado un poco aquí o allá, o han vuelto. Pero de todos modos y no quiero adentrarme más en lo que ya pronto podrán ustedes analizar y aún contra el confuso mensaje del jesuíta papa Bergoglio; hoy repetimos -como hace más de cuarenta años-: Andará Nicaragua su camino a la gloria, porque es sangre sabia la que hace su historia.

Bien, este es el perfil más conocido de nuestro general y la misma denominación parece determinar su rasgo predominante -el militar-, sin embargo cuando nos adentramos en el entramado del nuevo capitalismo, nuestro general va mostrando lo que está más profundo debajo de su sombrero, su corazón, que mueve sus ideales y por eso hemos subtitulado el libro como libertario, porque es allí donde podemos encontrar mejor inspiración en su espectro para enfrentar el canibalismo del enemigo número uno de la humanidad. Es el contenido teórico-político de su bandera, símbolo que se volvió sinónimo de la lucha de liberación nacional, pues era y es cada día más claro: es él o los pueblos del mundo, por cuanto no representa ni la milésima parte del género humano (los ocupantes de Wall Street se quedaron cortos), y son menos de la millonésima de las especies que pueblan el planeta. 

Este es un rasgo menos asumido y del cual aún tenemos mucho que evocar en esta confrontación -tras perder las ilusiones del progresismo- es el Sandino profundo: porque se necesita mucha conciencia y apoyarnos en muchos de nuestros ancestros para salir de la pesadilla en que nos mantienen prisioneros las redes de la tiranía informática. Sin embargo, la misma lucha por la vida va creando los mecanismos y en las conclusiones de la mesa redonda mencionada, se concluyó que en medio de la lucha surgían las soluciones, casi todas inspiradas en las mismas prácticas que Sandino logró materializar para sostener la suya: este capitalismo caníbal expropia la tierra y sus recursos hasta virales, frente a ella Sandino promueve la construcción de un cooperativismo socialista desde debajo, de hermanos sin privilegios y en igualdad. También el caníbal se atrincheró en el racismo que Fraser llama estructural y un machismo -que no sólo humilla a la mujer objetivándola- sino de explotación sin reconocimiento ni remuneración del trabajo de cuidado, llevándola hasta el límite de supervivencia. Mientras Sandino logra una integración plena y enriquecedora de la mujer y de todas etnias que se convertirá en ejemplo para los movimientos aún hoy. Finalmente, la destrucción de los lazos de solidaridad entre los pueblos bajo la forma de guerra y ocupación frente a la cual Sandino levanta la Nuestramérica de José Martí, de la unidad de los pueblos; increpando a los dirigentes del continente al señalar que no es posible la soberanía sin la unión y que otro canal debería construirse bajo la autonomía, no solo de Nicaragua, sino la de todos los pueblos y sus necesidades. 

En síntesis, Sandino sigue siendo un pilar de nuestro anhelo de dignidad, de paz, de soberanía y conservación de la vida, en estos tiempos de alarma de incendio como los llamó Michel Löwy y donde estamos llamados a seguir el camino de la Bolivia del Ché, de la Cuba de Martí y Fidel, de la Venezuela de Chávez y la Nicaragua de Sandino, que -como dice muy bien el trovador-, ya se han hecho gigantes, ya burlaron la muerte pues encarnan sus pueblos, invitando a seguir su camino en estos momentos de urgencia.