Indígenas del Cauca esconden su bastón de mando para despistar a sicarios

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Roseli Fiscué, representante de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, denuncia que en el norte del Cauca los sicarios a sueldo están acabando con los líderes nasa y que parte del impacto que están viviendo es el abandono de sus símbolos ancestrales para no ser identificados.

El cuento de que pagaban una libra de arroz por cada indígena asesinado viene desde 2008, relata Roseli Fiscué, líder de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos. Hoy, esa propuesta perversa aumentó la oferta y la promesa de los que pagan para matar a los líderes indígenas aseguran, está en $ 5 millones. Así se ha conocido a través de panfletos y de comentarios de terceros en todo el norte del Cauca. En lo corrido del año, según la Defensoría del Pueblo, en este departamento han sido asesinados 21 líderes sociales, de los cuales, ocho eran indígenas. Estos crímenes aún están en la impunidad. 

La mayoría de los homicidios y las amenazas siguen sucediendo por cuenta de los operativos de la justicia indígena contra el narcotráfico en las carreteras del norte del Cauca. “Es por el control territorial que se ha intensificado por parte de la guardia indígena, lo que ha generado la incautación de varios cargamentos de droga que han sido destruidos en asambleas públicas y con la comunidad”, dice Fiscué. Sin embargo, el miedo los está arrinconando al abandono de su cultura. “Tristemente la mayoría de las autoridades ancestrales llevamos un bastón de mando, pero hoy, muchas veces, tenemos que esconderlo porque ese símbolo está siendo estigmatizado y por eso algunos han sido asesinados. Entonces, no queremos seguir escondiendo nuestra identidad: ¿cómo escondo mi pelo?, ¿cómo escondo mis rasgos ancestrales?”.

De esta red de mujeres hay lideresas en 14 departamentos del país. Fiscué dice que esta organización surgió para proteger la vida de muchas mujeres violentadas en el ejercicio de defender sus derechos, pero también, para obligar a los hombres a no apuntar con sus armas hacia ellas. “Desde la red queremos decirle al gobierno que las medidas de protección para una decena de nuestras mujeres amenazadas no solo son carros blindados, chalecos antibalas y botones de pánico, no, también es necesario que se fusionen con los sistemas de autoprotección de las comunidades, pues, los líderes vamos a territorios donde ni siquiera hay señal de celular ni carreteras”, apunta la líder indígena.

Roseli Fiscué es una indígena del pueblo Nasa, nacida en el corregimiento de La Gaitana en Inzá (Cauca). Estudió Ciencias Políticas en la Universidad del Cauca y, aparte de ser líder de la red de mujeres, también hace parte de otros procesos con propósitos claros con las demás mujeres del departamento. Por ejemplo, hace parte del Espacio Regional de Paz, desde donde han convocado varias movilizaciones regionales exigiendo al gobierno que retome los diálogos de paz con la guerrilla del Eln. Igualmente, están luchando para que los espacios políticos para las mujeres aumenten y tengan impacto en sus territorios. “Las cuotas de género solo cumplen el requisito, sin embargo, no representan nuestros planes y proyectos de vida sostenibles y armónicos”, dijo Fiscué en su intervención ante los delegados de los Estados miembros de la Unión Europea que lideran la campaña “Defendamos la vida”. Ellos escucharon a cuatro de los rostros de dicha iniciativa que pretende hacer conciencia sobre el papel que desempeñan estos defensores de derechos humanos en cada rincón del país.